Tiempo de Marchas

Se escucha, se lee a menudo en nuestros días el desprecio a las movilizaciones contra revolucionarias, contra el maniático-traidor Chávez, pero algunos perdieron la memoria y ya desfallecidos las atacan al mismo nivel que el propio chavismo.  

Nublados y confusos por tanta infamia recibida los comprendo, pero nunca podremos descalificar el esplendor de más de un millón de venezolanos en la calle manifestando el rechazo al destructor de la patria.

¿De qué ha servido? se preguntarán muchos. Pero el problema radica en que la lucha no es de un día, ni de meses, ni años o a ratos para decir que cumplimos y retirarnos a nuestros hogares pensando que hicimos algo, cuando hay que hacer todo. Por esa actitud el gran canalla se burla de nosotros y lo hará hasta que dejemos la comodidad. Ese esperar por milagros. Todo se encuentra en nuestras manos, de nadie más.

El dilema es evidente nosotros no hemos terminado lo que empezamos y obligados estamos a culminar la lucha que iniciamos, allí está el detalle.

Eventos recientes ocurridos en otras naciones nos han puesto a pensar en nosotros como pueblo y  nos duele el maltrato cuando tropezamos con el mismo chichón. De manera obscena nosotros pasamos horas disminuyéndonos cuando nosotros hemos dado batallas de las cuales tenemos que agarrar fortaleza y embraguetarnos para continuar, renovar y salir de nuevo para decirle al mundo que nuestro país hará el desagravio final: Vencer.  

Lamentablemente estamos rodeados de muchos fariséos de ambos lados que por su sordidéz ante los gritos de la patria impiden y alargan la pesadilla. Sin embargo, como es lógico, siempre habrá un despertar. Los venezolanos tienen conciencia ya y sabrán descartar a todo impostor que dijo luchar contra la tiranía y no lo hizo.

Nos sentimos ultrajados. Parecemos hasta lisiados mentales y eso debe cambiar. Entre todos dar la última batalla: intelectuales e iletrados, ricos y pobres. Todos los venezolanos decentes para lograr quitar la cicatriz de la desesperanza de una vez por todas.  

Cuando pocos salimos a marchar es simplemente porque los motivos se mantienen en el tiempo. No solo continúan sino que se han multiplicado. Tenemos los mismos principios, valores, convicciones y es hora de retomar las calles sin camiones ni chupetas. Sí, con arrojo… inapreciable será nuestro esfuerzo: UNA PATRIA LIBRE DE HAMPONES.

Sólo requerimos salir con valor y entrega, pasión y determinación sin detenernos ante las gallinas verdes. Y si alguno cáe, siempre habrá  otro para seguir sin miedo. La razón: VENEZUELA.